Si miro hacía atrás recordaré el día que subiste a mi tren y desde entonces quisiste el puesto de copiloto y cuando te di la señal de que podías tomarlo, lo negué. Pero sabías que era un sí y ahora quieres estar en el último vagón, específicamente en la puerta, para estar bajando y subir en el momento en que te convenga, o cuando tu corazón le gana a la razón.
lunes, 7 de diciembre de 2009
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